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España y sus Gobiernos

El pasado día uno de Junio e invitado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón, di una charla en Zaragoza. Lleno total y muchas y muy buenas preguntas; en mis respuestas síntesis, y en una de ellas una idea: Gobiernos surgidos de elecciones generales al modo tradicional, no; Gobierno de concertación nacional, sí. […]

El pasado día uno de Junio e invitado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón, di una charla en Zaragoza. Lleno total y muchas y muy buenas preguntas; en mis respuestas síntesis, y en una de ellas una idea: Gobiernos surgidos de elecciones generales al modo tradicional, no; Gobierno de concertación nacional, sí. Y las/los asistentes me interrumpieron con sus aplausos.

La idea no es nueva: Uds. ya la han leído aquí, pero pienso que ahora es megaesencial, y no sólo en España sino en todos los países, y con una coordinación a nivel europeo, y por ahí va, pienso, el globo sonda lanzado por el aún Presidente del BCE de crear un Ministerio de Economía Europeo.

En las elecciones del 22 M lo que hicieron gran parte de los votantes fue no votar al partido que está gobernando, tanto a nivel regional como local. El electorado, pienso, identificó ‘partido político’ con ‘problemas’. Sobre todo al principal partido de la oposición le fue muy bien porque obtuvo muchos votos, pero, ¿verdaderamente le fue muy bien?. Los tres enormes inconvenientes que tiene el sistema político vigente son, por un lado, que prácticamente nadie se lee los programas de los partidos que concurren a las elecciones; por otro, que prácticamente nunca se realiza la comparación entre el programa del partido que gana unas elecciones y lo que luego hace cuando está en el Gobierno; por otro más, que los votantes tienen una muy más que mala memoria y no recuerdan las cosas que hicieron cuando gobernaron los partidos que en campaña prometen la Luna. El principal partido de la oposición tuvo un éxito arrollador el 22 M, pero pienso que en el triunfo estará la penitencia.

No cambio de tema. El pasado Viernes 3, en Sitges, en la 27ª Reunión del Círculo de Economía, el Sr. Mariano Rajoy dijo cosas que nada tenían que ver con lo que su partido decía durante los años que estuvo en la Moncloa, que rompían con lo que en otros foros su partido proclama, que incorporan el conocido olvido de la ciudadanía. Y eso es malo porque él y su partido, pienso, serán rehenes de cosas que ‘los otros’ puedan tener al igual que pueden ser secuestradores de ‘los otros’ a partir de otras cosas que de aquellos estos puedan tener. Y bueno, pienso que esa fase ya se ha acabado.

“Tendremos el modelo de protección social que podamos permitirnos” (el Sr. Rajoy dijo Estado de bienestar, pero pienso que se refería a lo dicho) (El País 04.06.2011, Pág. 10), OK, y, ¿cuál podemos permitirnos?, ¿cuál se permiten las regiones en las que gobierna el partido del Sr. Rajoy?, Y en ‘permitirnos’, ¿considera los saldos fiscales interregionales?.

En Sitges el líder del principal partido de la oposición usó el condicional: “Si se reactiva la economía y se crea empleo …” (misma fuente). Pero, ¿qué es reactivar la economía?, ¿cómo se reactiva la economía?. ¿Con construcción y turismo?, ¿volviendo a levantar 800.000 viviendas anuales y alcanzado los 60 millones de turistas?. No critico la estrategia, varias/os alumnas/os míos la defienden y la razonan muy bien, cosa que, pienso, no hace el principal partido de la oposición … porque tiene consecuencias muy desagradables: dar por supuesto que España es lo que es y va seguir siendo eso mismo.

Claro que la pregunta automática es: ¿puede ser otra cosa?, me refiero a ‘España’: ¿puede toda-España estar en otro nivel?, y de eso no habla ni el partido en el Gobierno ni el principal partido de la oposición (ni casi nadie).

El partido en el Gobierno tiene un problemón: la ciudadanía siente que ha empobrecido, pero el principal partido de la oposición tiene uno mayor: no poder cumplir las esperanzas -infundadas, naturalmente- de los millones de personas que les han votado de que ese partido va a lograr que vuelvan a sentirse ricos y potentes.

En España se está alimentando, pienso, un monstruo de tres cabezas que se va a volver contra Gobiernos, representantes e instituciones. Primera cabeza: todos los partidos políticos primero estuvieron de acuerdo con el ‘España va bien’ proclamado en 1996 y luego han estado negando la tremenda gravedad de lo que desde el 2007 estaba sucediendo, ahora callan sobre aquello y admiten lo segundo con la voz baja, pero venden la idea de que con el Partido X va ser posible volver, sino a lo de antes, a algo muy parecido. Segunda cabeza: todos los partidos dicen pensar en global y actuar en local, pero lo cierto, pienso, es que piensan en local y actúan en vecinal. “Puedo prometer y prometo”: si cuando esto fue dicho ya no era posible, imaginen ahora que un broker en Chicago puede hundir la calificación de los bonos de una región del reino. Tercera cabeza: existen muchos políticos en España, de diversos colores, pero la mayoría van a su bola, la mayoría hablan para sus votantes y se olvidan del conjunto; ¿hacen mal?, no, para sus intereses hacen bien: en las circunstancias actuales pensar en conjunto supondría el fin de la política tal y como la entendemos.

El problema es que cuando se baja al detalle ningún político de ningún partido pasa su stress test particular. Al Sr. Mariano Rajoy, en Sitges, se le hizo una pregunta muy concreta: sobre el monstruoso retraso en el pago de las facturas de los suministros por parte de una consejería de una región en la que su partido gobierna, y el líder del principal partido de la oposición se fue por las ramas. Así no, Sr. Rajoy, pienso que eso no debe hacerse, aunque ‘los otros’ también lo hagan, aunque los otros también lo hagan, por ello, sigo pensando, es momento de hacer las cosas de otra manera.

(Hablando de todos. ¿Se han dado cuenta de que a pesar de lo requetemal que está todo nadie dice que habría que hacer un análisis en relación a si se gasta bien lo que se está gastando?. Hacer auditorías sí: ‘¡Mira lo que has hecho!’, dirán cuando las tengan, pero con otro sentido: ‘Mirad lo que hicieron’; y, ¿qué utilidad, real, tiene eso?).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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